La búsqueda de mi terapeuta ideal
¿Qué es lo que buscas en un terapeuta? ¿Es algo en lo que has pensado o incluso considerado alguna vez? En lo personal, he tenido varias experiencias con terapeutas que me han ayudado a identificar qué es lo que NO quiero y necesito de un terapeuta o psicólogo. Ésto ha sido una triste y ardua experiencia, pero también ha sido una bendición pensar realmente a quien necesito que se siente frente a mí.
Quiero estar dentro de un cuarto con una persona que esté dispuesta a entrar a mi mundo durante esa sesión, y que realmente escuche y experimente qué es lo que está en mi corazón y en mi mente. Deseo que esa persona sienta gran empatía por mí y que, al mismo tiempo, posea una entereza y capacidad de hacerme recapacitar gentilmente sobre mis propios errores. Todos tenemos en nuestro interior esos conflictos que necesitan ser tratados. Así que les voy a compartir mis cuatro experiencias más negativas en terapia para ilustrarles a todos ustedes lo que NO significa tomar terapia.
La terapia no es áspera o severa en la cita inicial.
Debido a que no había pasado un examen importante para mí, traté de hablar con un terapeuta nuevo acerca de la tristeza que esto me provocaba y reflexionar sobre lo que quería hacer más adelante. Internamente, lo que estaba experimentando era una sensación donde me encontraba perdida, incompetente en mi profesión, y con el sentimiento de como si hubiera decepcionado a mi pareja. Había una serie de sentimientos involucrados en esto, y al cabo de explicárselo a la terapeuta que acababa de conocer, su única respuesta fue: “No te esforzaste lo suficiente”. Wow! No lo podía creer. Esa fue una de las respuestas más insensibles y falsas que jamás haya experimentado (no era verdad ya que me había quemado las pestañas por cinco meses.) Y aquí expreso el por qué.
La primera sesión en terapia trata sobre todo de crear un ambiente de seguridad en los pacientes, establecer un vínculo y comenzar a desarrollar esa relación de confianza y profesionalismo mutuo. También se trata de que el terapeuta pueda adentrarse en el mundo de la persona, mientras ellos están compartiendo sus problemas, experiencias y necesidades. No quiero decir que no hay momentos en donde tu terapeuta va a ser directo y franco contigo; sin embargo, eso generalmente sucede después de la primera sesión, cuando la confianza ya ha sido previamente creada. Ahora hablemos de solidaridad ante los problemas de los demás. Mientras compartía mi experiencia acerca de no haber pasado mi examen, estaba llorando. Claramente, me sentía triste, vulnerable y emotiva. La respuesta más apropiada para esta situación pudo haber sido mostrar un poco de solidaridad y empatía. "No te esforzaste lo suficiente" básicamente fue una forma de patearme mientras yo ya estaba metafóricamente en el suelo.
Tomar terapia no es traumatizante
Estaba en busca de ciertos patrones que me habían hecho sentir un poco estancada. Después de tres o cuatro sesiones, creí haber encontrado a la terapeuta ideal para mí, hasta que la oí decir: “Eres demasiado sensible, Janet.” Ésto también fue un gran golpe para mí. Desafortunadamente, lo que escuché fue parecido a la historia de mi niñez y adolescencia; ser sensible a las emociones fuertes y expresar tus sentimientos no estaba permitido. Básicamente, ese comentario me hizo volver a sentirme sola emocionalmente como cuando era niña y, al parecer, esa terapeuta tampoco pudo manejar mis sentimientos ni mi sensibilidad. Desafortunadamente, volvió a ser traumatizante. Para todas las personas que son muy sensibles como yo, quiero decirles que no son “demasiado” sensibles, son personas hermosas, y este mundo necesita personas como ustedes que realmente sientan. La sensibilidad es una fortaleza.
La terapia no significa establecer una relación de amistad.
Esta vez intenté con una terapeuta que resultó ser muy poco profesional. En cuanto le mencioné que era terapeuta, comenzó a tratarme como si fuera una amiga que buscaba establecer una red laboral con ella. Básicamente, comenzó a hablarme de diferentes agencias en el área y me dijo en dónde podría yo trabajar. Esa no fue una de las razones por las que decidí ir con ella, estaba ahí para trabajar en mis emociones. Cabe mencionar que era extremadamente desorganizada debido a que le tomó más de diez minutos preparar mi expediente, el cual se supone debía estar ya listo al inicio de la sesión. Esto es un punto muy importante para mí. Al llegar puntualmente a la sesión, estoy respetando tu tiempo. Por consiguiente, deberías respetar el mío y estar preparada a mi llegada. Tu terapeuta no debe tratarte como un amigo. A pesar de que existe una relación íntima entre ambos, sigue siendo una relación profesional. Si en algún momento sientes que tu terapeuta es cómo un tu amigo, coméntaselo y discute una manera de establecer límites apropiados al respecto.
La terapia no es manipulación de ideas (Gaslighting)
Con otra de mis terapeutas, hablé de cambios en mi vida por los que estaba pasando. Ésto incluía la decisión de haberme mudado para vivir con mi pareja por primera vez, junto con esa sensación de descontento acerca de donde me encontraba en ese momento de mi vida. La terapeuta lo describió como un sentimiento de tristeza. Educadamente me atreví a corregir a la terapeuta al decirle que no necesariamente se trataba de un sentimiento de tristeza, sino de insatisfacción en algunas áreas de mi vida. A lo que prosiguió diciendo: “pero estás triste.” Nuevamente, le expliqué que no estaba necesariamente triste, sino que me sentía insegura e insatisfecha. Finalmente, me repitió por tercera vez que yo estaba triste, le reiteré por lo que estaba pasando y, sin dudarlo, me retiré del lugar. Ésto sucedió en la primera cita. No experimenté esa sensación de seguridad; sentí que esta terapeuta no estaba en sintonía conmigo ni con mi experiencia. También me molestó el hecho de que me presionara de una manera inapropiada, colocando una emoción en mi cabeza que no era verdad y sin desistir por tres veces consecutivas. Cuando le dije que no, no me escuchó y me volvió a presionar. Esto es algo absolutamente inapropiado y una violación a los límites profesionales. “No” es una idea completa. Claramente, la terapeuta no contaba con la habilidad de comprender o escuchar atentamente. Gaslighting (con su traducción al español como “luz de gas”) es un término que significa instalar en una persona una sensación de duda o manipulación para cuestionar su propio juicio, percepción o memoria. La terapia no es manipuladora. En el caso de que estés viendo un terapeuta que te esté imponiendo ideas o conceptos acerca de ti, es importante que te preguntes si es la persona adecuada. Por otro lado, no quiero decir que no exista la posibilidad de que haya tristeza dentro de mí. Y aunque así fuere, no es apropiado imponerle esto a alguien si esa persona aún no lo percibe de esa manera o no está lista para aceptarlo.
Comparto mis experiencias para hacerle a todos saber que la terapia debe sentirse como un lugar seguro, de apoyo, llena de solidaridad y respeto. Por el contrario, si se llega a sentir incómoda, inapropiada o simplemente deplorable, tienes todo el derecho de expresárselo a tu terapeuta y darle fin a esa relación si sientes que no está funcionando. Mi intención es que todos se sientan con el poder suficiente para explorar lo que quieren y tratar de encontrar y trabajar con la persona correcta. Si alguna vez has tenido una experiencia desagradable, o muy similar a las que yo experimenté, quiero que sepas que entiendo perfectamente lo incómodo que debió haber sido para ti. Pero por favor, no renuncies a la terapia. Existen personas increíbles que cuentan con una amplia experiencia, las cuales pueden ayudarte en tu proceso de sanación, crecimiento y alcance de tus metas.
Si deseas recibir ayuda y orientación para encontrar la mejor opción para ti, no dudes en comunicarte conmigo. Te ofrezco una consulta gratis por teléfono de 10 minutos. Juntos podemos explorar qué es lo que necesitas y qué esperar de un terapeuta.
Traducido por Azucena García Gutiérrez.